¿Habrase
visto mayor ignorancia que la nuestra? Esa horda de sedientos compradores,
capaces de dar la vida por un aparato desechable, conseguible en cualquier
momento sin tantas angustias y peligros de muerte, aunque sin el espejismo del
descuento, es el reflejo más sobresaliente del estado de nuestra cultura.
Cultura del
consumismo y la manipulación mediática, cultura de lo superficial y lo
alienante.
Por unos
pesos menos la gente, nuestra gente, es capaz de lanzarse al vacío sin medir
las consecuencias. Si tuviéramos un mínimo de raciocinio entenderíamos que lo
que nos ofrece el mercado es una ilusión, un falso ahorro, y que los generosos
plazos de pago duplican o triplican el precio original de los productos.
Lo que ha
hecho el gobierno ha sido un irresponsable manejo de la pandemia y el
confinamiento. Hasta nos ordena por decreto qué medio de pago debemos utilizar.
Nada de efectivo. Claro que el gobierno no está obligando a nadie a que decida
comprar. Pero sí nos ha preparado para eso, para responder como el poder ha
planificado que lo hagamos. Con los ojos cerrados, aún en contra de nuestra
propia seguridad y dignidad.
Eso quedó
demostrado con el famoso día sin IVA. Pero demostró, además, que no somos la
sociedad que creíamos, avanzando poco a poco hacia una nación culta. Por el
contrario, hemos retrocedido, significando que somos un país manipulado por
quienes prefieren que seamos una masa manejable y dócil. En lugar de avanzar
hacia estados más altos de conciencia, bajamos a las necesidades primarias de
simples animales. Aunque, en verdad, más parece razonar un perro que nosotros.
No sabemos
elegir qué es lo que se debe hacer. A nosotros nos ponen a hacer lo que buena
mente nos ordenen. Estado de una sociedad más deseable para quienes gobiernan
con la mira de su beneficio personal y de grupo y no en el futuro de la nación
en su conjunto. Edad Media en pleno siglo XXI.
Somos una
vergüenza para el mundo. El manejo del confinamiento, que por lo menos había
detenido la expansión del virus, se ha roto por la insaciable ambición de la
banca y el comercio que, en aras de su reactivación, sacrifican la noble causa
de la salud general.
Este famoso
19 de junio pasado nos ha demostrado también que no éramos tan solventes como
aparentamos durante tantos años. Somos un país de pobretones, sin capacidad de
ahorro, que sacrifica su capacidad de decisión por unos plazos para adquirir
beneficios mientras los corruptos hacen su agosto con el presupuesto nacional.
En medio de
la manipulación se ha evidenciado que no solo soportamos el virus mortal, que
crece sin control, sino también una pandemia de ignorancia que ojalá pudiera
ser atacada de inmediato.
El Nuevo
Día, Ibagué, miércoles 24, julio, 2020.
(Fotografía
tomada de: El Nuevo día, Internet)